En las ediciones anteriores hablamos de reservar un espacio en nuestro hogar para rezar. Ahora me gustaría hablar sobre la importancia del tiempo en la oración.
¿Qué quiere decir? ¿Es que tengo que rezar mucho tiempo?
No. Cuando hablo de tiempo no me refiero a duración.
Sino a buscar un momento del día y reservarlo especialmente para Dios. Puede ser de mañana antes que la casa se convierta en el caos cotidiano, o bien puede ser en la noche cuando todos se fueron a acostar. Obviamente depende de la agenda personal. Lo importante es reservar un tiempo al día.
Reservar un tiempo al día para la oración nos ayuda a crear un hábito saludable en nuestra relación con Dios.
Pero... ¿Cuánto tiempo tiene que durar la oración? La oración no tiene que ser ni larga ni corta. Nada dice cuántos minutos al día debemos rezar.
Pero siempre es bueno comenzar por un tiempo corto, 10 o 15 minutos quizás. Podemos mantenernos en este tiempo y luego dedicarle un poquito más. La oración es como ir al gimnasio, es un ejercicio. Al principio cuesta sobre todo para los que no nos resulta fácil el gimnasio, pero poco a poco descubrimos que ese tiempo es super necesario en nuestra vida diaria. Nos damos cuenta que cada vez más ese tiempo es imprescindible para que nuestra vida sea equilibrada y saludable.
Todo esto anterior no quiere decir que debamos orar una vez al día y nada más. Al contrario, orar es tener presente a Dios en corazón, dialogar con él, contarle nuestras cosas y para esto no hay ni tiempo ni espacio.
En resumen: Lo importante es dar tiempo a Dios.
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