En cambio, el que escucha la Palabra y no la pone en práctica, se parece a un hombre que construyó su casa sobre tierra, sin cimientos. Cuando las aguas se precipitaron contra ella, en seguida se derrumbó, y el desastre que sobrevino a esa casa fue grande". San Lucas 6,43-49.
¿Quien no desea tener una casa?
Todos tarde o temprano buscamos tener una casa, un hogar, un lugar. Y una casa que sea propia, decorada de la manera que a uno más le guste. Con los cuadros, los posters, los sillones y las cortinas que a uno le apasionen. Aquellos que tienen la posibilidad y el conocimiento de construirla tienen una emoción doble, hacer con sus propias manos lo que va a ser su protección. Este Evangelio habla a todos los que quieren construir su casa, su hogar, su futuro.
Es que de esto se trata. Construir la casa es construir la propia vida, es preparar el futuro, es armarse de valor y soñar con lo que uno quiere que sea su vida. Está bueno preguntarnos cómo queremos que sean las paredes que nos defiendan, diseñar el tamaño de las ventanas por donde entra el aire y la luz; pensar en la decoración interna que nos hace sentir cómodos a nosotros y a nuestros amigos y preparar con delicadeza el cuarto donde se esconde nuestra intimidad.
Es importante y, además, está buenísimo pensar en quiénes queremos ser, cuáles queremos que sean nuestros valores, cómo queremos que sea nuestra familia y nuestro futuro.
Soñar, construir y planificar nuestra propia vida debe comenzar por los cimientos. Todo tiene un principio y ese es Dios. Ese debe ser el cimiento de nuestras vidas: Jesús-Dios. Y así todo lo que se construya tendrá la seguridad de la roca que lo sostiene.
Nosotros, LGBT, también estamos llamados a construir y soñar con una vida plena, llena de sentido y amor. Por eso, Él nos llama a cimentar nuestra vida, proyectos y familia sobre Él. Contamos con la promesa fiel que si construimos nuestra casa sobre la roca, no importa la tormenta que venga, ella no se caerá. No importa las críticas que nos hagan por nuestra forma de vivir, no importa los rechazos, ni las burlas, si Jesús es nuestra Roca tendremos la certeza que nuestra vida se prolongará por muchos, muchos años. Si tenemos a Dios en el corazón, y está en la base de cada uno de nuestros intentos, es seguro que nos espera una vida plena y feliz.
cristianoygay@gmail.com
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